martes, 20 de diciembre de 2011

Si algo funciona porque cambiar...

Es la máxima que pusieron de moda los norteamericanos, pero en el caso de la literatura, digamos, juvenil-fantástica-romántica se evela a la enésima potencia.
Como siempre, intento que al hablar de un tema se sepa de qué posición parto y ser lo más sincera posible. Así, ya os digo que hay algunos de los títulos que se incluirían en esta tipología que leo y sigo. Así me es más fácil, sin ser fanática ni experta, explicaros mi opinión.




Boom literatura fantástico-amorosa


No tengo datos de ventas de este género en concreto, pero sí me puedo aventurar a decir que la gran cantidad de títulos, en aumento además, son un signo de su buena salud. Más que cuánto se vende, me gustaría saber el número de historias diferentes (y sus sucesivas partes, después entraremos en ello) hay disponibles en el mercado, ¡y las que están de camino! Puede que me equivoque, puede ser, mi conocimiento del tema es más bien casual, pero tengo la impresión que la explosión del efecto Crepúsculo ha sido fundamental para el actual alud. 


Efecto Crepúsculo

Desde que Stephenie Meyer diera con su bingo particular con la versión descafeinada de los vampiros y su historia de amor (he leído los libros, le reconozco que hay partes que no están mal, pero como literatura es altamente criticable, incluso dentro del género), pues desde ese momento, a picar en la mina de diamantes. Muchos, no sé si es culpa del autor o de sus editoriales, han usado un diseño muy similar para aprovechar el tirón brutal de esta saga. Es algo que notas sobretodo en las portadas, pero no únicamente. Creo que no me equivocaría al afirmar que hay unos cuantos que deberían enviarle una postal a la Sra. Meyer por Navidad para agradecerle su empujón en sus carreras.

Ingredientes
Toda buena receta, incluso toda fórmula exitosa ha de empezar con unos ingredientes de calidad o, en su defecto, unos que satisfagan a sus clientes. Estos libros suelen seguir un patrón que raramente varían, ¿para qué? Como decíamos, si algo funciona, ¿por qué cambiar? Veamos algunos de ellos.

Chicos guapos con poderes
Es básico si tenemos en cuenta que el público suelen ser chicas adolescentes en esa etapa donde sólo buscan amores eternos e invencibles. Y sí, para ello necesitan un objeto de deseo (también llamado chico) que cumpla todos los requisitos exigibles al chico perfecto: guapo, rico, educado, inteligente, amable pero con un punto de malote, algo misterioso, fuerte... blabla. Y además ¡con poderes! Vale que tu compañero de clase o tu vecino pueden servir, pero si encima la protagonista descubre que es un vampiro-inmortal-mago-hombrelobo-sermágicoyfuerteengeneral, es una auténtica pasada. Es perfecto, no, lo siguiente ¡y encima se fija en la protagonista!

Las protagonistas
Lo que nos lleva a ellas. Suelen ser chicas, ya que es más sencillo que el público se sienta identificado. Las hay de dos tipos: la chica ya de por si guapa pero que con este chico tendrá problemas y dejará de lado su popularidad y lo que haya por este fascinante chico; y la chica normal, tímida, más bien invisible a nivel social, con pocos amigos. En el segundo caso (muy Bella Swan) una chica que cualquiera pueda decir, es tan normal, podría ser yo, no, incluso yo tengo algo más, ¡increible!


Los mil y un obstáculos
Pero, no puede surgir el amor y ya está. A cualquiera le aburriría esto. Normalmente conseguir el amor del ser perfecto es el primer mini obstáculo, el problema real surge después. Entonces las pegas son diversas: otras chicas-mujeres que buscan al mismo maromo, el típico malo que decide putear de manera gratuita o el clásico: hay más de un chico. Sí, sí. Normalmente El protagonista es único. Pero siempre rondan algún otro chico interesante de alternativa, que hace dudar a la chica. Este segundo (o más si hay) igual de estupendo que el principal, personalidad algo diferente pero partidazo vamos.

Hasta el infinito
Coges, acabas el libro. Uf, salió todo bien. Chico y chica son felices juntos. Malo eliminado, no hay más chicas y los demás chicos no interesan. Bueno, lectura entretenida, rápida, muy bien se acabó. Pues no, ni te lo pienses ni te lo creas. Aunque el primer libro acabe con final cerrado, descubrirás que la historia puede seguir hasta el infinito y más allá.


Patrones comunes
Esto de nuevo nos lleva a uno de los dos patrones fundamentales en todas las sagas, sí, he dicho sagas, del género. Pues la mayoría de estos títulos, no me atrevo a decir todos porque no lo he comprobado pero casi, tienen diversas partes, no menos de tres. En mi caso he leído cuatro de estas sagas (cada uno tiene épocas de todo):

  • Saga Crepúsculo: 4 libros
  • Cazadores de sombras: 3 precuelas + 6 libros
  • Crónicas vampíricas: 4 libros + 3 de spin off y otros 3 libros más
  • Saga Inmortales: 6 libros 

El patrón común son las portadas. La portada es el primer reclamo para el libro, seguido de la sinopsis de la contra portada y de un buen título. Podríamos dedicarle una entrada solo a las portadas, ya que han creado, generado y casi patentado-copiado un estilo muy muy concreto. Predominio del negro como color de fondo, letras rojas. Imágenes con flores, pétalos, sangre (sobretodo en las vampíricas), lunas. 


Creo que con esto tenemos suficientes indicios para ver que la mayoría de libros que encontréis de este género te venden más o menos lo mismo, de un modo muy similar. Y aunque se pueda pensar, si todos son lo mismo, ¿como es que venden aún? Porque funciona y es lo que quiere la gente, más de lo mismo y que sea solo un poquito diferente. Eso sí, sin ser joyas literarias, el género no lo propicia, con diferencias basadas en la habilidad del escritor/a.

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